Usos fuera de la competición
Con el auge que han experimentado las carreras por montaña, las carreras de ultradistancia, los triatlones, las marchas cicloturistas y en general, todas las actividades deportivas competitivas, las actividades físicas más tradicionales de carácter no competitivo, aunque no por ello, menos exigentes, han quedado un poco al margen del foco comercial y la atención de marcas y distribuidores comerciales.
Estamos hablando de actividades tan variopintas como las grandes expediciones a grandes cimas, al alpinismo o las grandes escaladas de una o varias jornadas, la escalada deportiva, el senderismo, las travesías de varios días en bicicleta,… y cualquier actividad que siendo física, no tiene la presión del reloj ni de otros competidores para llevarla a cabo puesto que su objetivo no es otro que el propio placer que brinda su ejecución, la conquista de un hito y/o el descubrimiento de otros entornos.
Del mismo modo que un turismo no necesita las mismas soluciones técnicas que un coche de carreras, este vehículo sí puede disfrutar de recursos ideados, testados y optimizados en competición para mejorar su eficiencia y responder mejor a los retos que las poco glamorosas situaciones cotidianas le plantean.
Por la misma razón, un senderista sin más prisa que la suficiente para llegar al refugio a la hora de la cena, no necesita lo mismo que un corredor de ultradistancia en una competición e incluso, un alpinista de élite, equipando los diferentes campamentos de altura para la conquista de un 8000, tampoco.
Sin embargo, sí puede aprovecharse de conocimientos, materiales, recursos y herramientas ideadas y desarrolladas para la competición en determinadas circunstancias siendo la alimentación técnica durante la actividad una de ellas.
PowerGel, PowerGel Shots, Smoothie, Wafer, PowerBar Ride, PowerBar Energize, bebidas energéticas como el Isoactive o el Isomax, tabletas 5 Electrolytes o bebidas de recuperación como el PowerBar Recovery también tienen su utilidad en actividades no competitivas, erigiéndose como una solución nada menospreciable en determinadas situaciones en que un aporte energético o de hidratación técnico es la diferencia entre sufrir o disfrutar.
Por ello, merece la pena tener ciertos conocimientos de cómo funciona el cuerpo humano energéticamente para saber cómo utilizar la alimentación técnica durante la actividad que uno esté realizando.
El combustible del cuerpo
El cuerpo humano tiene la capacidad de extraer energía de los carbohidratos, de las grasas e incluso de las proteínas, aunque el rendimiento obtenido de su combustión es muy diferente. Por ello, en las actividades más intensas quemamos más carbohidratos, puesto que es el combustible que está expresamente optimizado para su degradación a la hora de realizar cualquier actividad física.
A medida que la intensidad del esfuerzo disminuye, el cuerpo tiene tendencia a utilizar las grasas para poder obtener la energía necesaria con la que generar la contracción-relajación muscular y provocar movimiento.
Sólo en casos extremos de esfuerzos muy intensos y de gran duración o bien situaciones extremas de hambruna o patologías asociadas a trastornos de la conducta alimentaria obligan al cuerpo a utilizar las proteínas como fuente energética. No olvidemos que las proteínas tienen la función estructural como actividad principal.
Ante este abanico de posibilidades energéticas, el cuerpo humano siempre prioriza el uso de carbohidratos gracias a la fácil y eficiente disponibilidad. Pero no es tan fácil pensar que se puede ir quemando siempre los carbohidratos para realizar todas las actividades. Y es que el organismo tiene una disponibilidad limitada de carbohidratos y cuando estos disminuyen y/o se agotan pueden llevarnos a una situación potencialmente peligrosa.
Aproximadamente, a una intensidad máxima de ejercicio aeróbico, las reservas de azúcares de nuestro cuerpo permiten sostener durante 1h30 esta actividad. Cuanto más entrenada está una persona, mayor capacidad de almacenamiento dispone y por ello, mayor posibilidad de alargar el tiempo de ejercicio a alta intensidad, aunque igualmente llegará a la fatiga por falta de gasolina.
En el caso que la actividad no sea de alta intensidad y el cuerpo sea capaz de obtener la energía parcialmente de carbohidratos y grasas, la duración del ejercicio puede verse largamente dilatada aunque inexorablemente, llegará el momento en que igualmente se agote la fuente energética más eficiente y se sufran las consecuencias de una hipoglucemia severa.
Ante este panorama no queda otra que tomar conciencia de la importancia de la reposición energética en forma de carbohidratos de rápida y media asimilación para compensar el gasto energético que sufre el cuerpo al realizar cualquier actividad física.
Conviene apuntar que las grasas representan una fuente energética prácticamente inagotable y que por tanto, no es necesaria su reposición.
En cuanto a las proteínas, tampoco es necesaria su reposición como fuente energética pero si en su papel estructural. Las actividades de alta exigencia por duración e intensidad que provoquen daños musculares serán las que más necesitarán esta suplementación y será harto recomendable para minimizar tiempos de recuperación.
La alimentación técnica
PowerBar fue la empresa pionera en la elaboración y comercialización de barritas energéticas. Hasta ese momento, los deportistas utilizaban lo que podían para evitar las bruscas caídas de rendimiento por causa de la hipoglucemia.
De las primera barritas hasta ahora han pasado 30 años y las texturas, los sabores y la tipología de los productos se han ampliado y diversificado enormemente. Sin embargo, desde entonces hasta ahora, el objetivo sigue siendo el mismo: compensar las pérdidas energéticas de carbohidratos para ser capaces de sostener la intensidad del esfuerzo. Y ello se realiza gracias al aporte de diferentes tipos de azúcares en un mismo producto que solapan su acción energética de diferentes velocidades de absorción y uso por parte del cuerpo. De aquí su acción inmediata y la prolongación en el tiempo.
Actualmente, en la gama de PowerBar, se pueden encontrar los siguientes productos energéticos:
- Gominolas PowerGel Shots.
- Geles Energéticos PowerGel.
- Purés de fruta o compotas Smoothie.
- Galletas Wafer.
- Barritas energéticas: PowerBar Cereal, PowerBar Fruit, PowerBar Ride, PowerBar Energize,…
- Madalenas PowerBar Muffin Energize.
Para entender su acción y posterior uso es interesante hacer uso de un ejemplo muy clarificador. Imaginemos una hoguera. A medida que se quema la leña añadida al principio de encenderla, la llama baja hasta que sólo quedan los rescoldos. Si queremos avivarla necesitaremos añadir de nuevo combustible. Este combustible va desde papel de periódico hasta troncos gruesos. Para avivarla rápidamente, lo mejor sería utilizar papel de periódico y ramas pequeñas y para mantenerla viva durante más tiempo, los troncos más gruesos.
Volviendo a los productos energéticos, el papel de períodico y las ramas finas serían los PowerGel Shots, los PowerGel y los Smoothies mientras que los troncos más gruesos serían las barritas energéticas, los wafer y las Muffins Energize.
¿Cómo y cuándo usar los productos energéticos?
El uso de los productos energéticos en competición tiene por objetivo ofrecer al organismo la energía consumida en forma de carbohidratos para evitar que el ritmo decaiga por culpa de falta de combustible. Es obvio pensar por tanto que en competición, el ritmo es más alto y la importancia de mantenerlo también es más elevada para la obtención de un resultado final acorde con las expectativas respecto las actividades que no son competitivas.
En las competiciones, la pauta que se suele seguir como guía para asegurar la energía suficiente al deportista es de entre 70 y 90 g. de carbohidratos por hora. En actividades no competitivas no hace falta ser tan estricto ni seguir un control tan exhaustivo de la ingesta energética puesto que el ritmo será mucho más bajo y la importancia de mantenerlo será inferior. Gracias a ello, el combustible utilizado será principalmente la grasa y por tanto, el aporte de carbohidratos puede ser más bajo, más espaciado y puede tener su origen en alimentos de mayor dificultad de digestión, preparación, absorción e ingesta.
Y es que no hay ningún problema en comer un bocadillo, fruta, frutos secos, chocolate,… durante la excursión o la travesía o incluso como antes refería cuando un alpinista de élite está equipando los diferentes campamentos de altura antes de atacar un 8000. Pero, ¿por qué rehusar las múltiples ventajas que la comida energética nos brinda en determinadas situaciones? ¿por qué no podemos cargar en la mochila con varios elementos energéticos que bien utilizados nos pueden sacar de un apuro?
Roles de la alimentación técnica
Geles, barritas, gominolas,… pueden representar dos papeles diferentes:
- Como fuente de energía excluyendo cualquier otra vía por motivos de intensidad de esfuerzo y necesidades propias de la actividad.
- Como material de emergencia y seguridad.
En el primer caso, la persona no lleva nada más que productos técnicos y se asegura una correcta reposición energética. Es lo que se hace en competiciones y en momentos claves de una actividad aunque no sea competitiva. En el ejemplo del alpinista equipando los campos de altura sería durante el día del ataque a la cima o bien en situaciones en que una ingesta fácil, rápida y suficiente sea necesaria debido a las circunstancias del momento.
En el segundo caso, la persona lleva la comida “normal” propia de la salida y en la mochila lleva varios productos que le pueden sacar de un apuro en determinadas situaciones.
Situaciones en que la comida energética es útil
Es obvio que las actividades no competitivas representan un abanico muy amplio sobre el que es difícil generalizar en cuanto al uso de barritas y geles. Sin embargo, hay ciertas situaciones que suelen ser muy habituales a la hora de realizar cualquier tipo de actividad física y de las cuales, mediante un buen uso de los recursos energéticos que están al alcance de todo el mundo gracias a PowerBar, uno puede salir más que airoso. Por ejemplo:
- El grupo es heterogéneo y la intensidad del esfuerzo para algún miembro del grupo es demasiado alta. Si no tiene mucha experiencia podrá acabar como cualquier competidor en una carrera: vacio y desfondado. Geles y barritas conseguirán levantarlo de forma rápida para poder seguir al grupo.
- La salida está siendo más larga de lo previsto y hemos acabado la comida. No hace falta buscar bayas como osos sino que barritas y geles nos pueden dar esa gasolina extra que se necesita para llegar a buen puerto.
- El frío está siendo más intenso de lo previsto y nuestro cuerpo consume más energía que lo que hemos previsto por la comida que llevábamos. Geles y barritas compensarán estas necesidades superiores.
- Tenemos el refugio o el coche a la vista y vamos bien para llegar pero una tormenta o la oscuridad nos acecha y debemos aligerar el paso. Los carbohidratos restantes no nos permiten acelerar. Un aporte de energía rápida nos permitirá hacer ese cambio de ritmo.
- El grupo o las condiciones en las que se desarrolla la jornada no nos permiten parar para comer tranquilamente. Geles y barritas se sacan rápido y fácil de cualquier bolsillo y los podemos ingerir sin ni siquiera bajar el ritmo.
Seguro que hay muchísimas más situaciones en que geles y barritas nos sacan de un apuro. De aquí la importancia de saber su existencia, conocer su uso y tenerlas a mano para poder llegar a buen recaudo. Si no las has utilizado, ¡perfecto! Las tendrás para la próxima salida. Si has echado mano de ellas, seguro que te han ido bien. No te olvides de volver a cargar con tu pack de emergencia. Con un par de geles y un par de barritas tienes para más de 4 horas de actividad. Sólo con saberlo, ¿no te quedas más tranquilo de llevarlo en la mochila?
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