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El 3 de enero de 2024, temblando de miedo, di mi primer golpe de pedal en el continente americano. Había dejado atrás todo: trabajo, piso, coche, familia, amigos… todo por lo que había trabajado hasta ese momento.

A pesar de haber viajado mucho antes, nunca lo había hecho sola. Ni en bici. Y mucho menos sin billete de vuelta. Pero el miedo no me iba a paralizar. La decisión ya estaba tomada: partir desde el sur de Chile, con un rumbo inicial (la Carretera Austral) y sin destino fijo.
Latinoamérica acabó siendo mi casa durante los 15 meses siguientes: 6 países, más de 11.000 kilómetros, un sinfín de aventuras y una de las experiencias más intensas y transformadoras de mi vida.
Hoy me preparo para una nueva aventura. Esta vez tiene fecha de inicio y de fin. Y, aunque ahora tengo más experiencia, me enfrento a una de las partes más complicadas… y a la vez más emocionantes: la preparación previa.

He aprendido de mis errores. Ahora tengo mucho más claro qué es realmente importante… y qué no lo es tanto.

¿Qué tipo de viaje va a ser?

¿Largo? ¿Corto? ¿Pasarás por ciudades o pueblos a menudo? ¿Vas a trabajar mientras viajas? ¿Qué clima te espera? ¿Tendrás acceso a electricidad?

¿Qué tipo de cicloviajer@ quieres ser?

● ¿Prefieres ir con más peso pero tener más comodidades, aunque eso te haga ir más lent@?
● ¿No te importa pasar frío o echar de menos algún ítem para ir más liger@ y avanzar más rápido?
● ¿Prefieres montaña, piedras y lugares remotos o irás por asfalto siempre que sea posible?

Podemos preparar mucho, hacer listas infinitas, leer blogs y ver vídeos… Pero al final, es la experiencia la que te enseña qué te va mejor a ti. Porque no todxs somos iguales.

Invierte en material de calidad

Viajando en bici, ¡la comodidad es clave! Unas buenas alforjas, un buen sillín, cubiertas resistentes, ropa de lana merino, una buena chaqueta… te pueden ahorrar muchos disgustos que pueden llegar a arruinar tu viaje. El resto no es tan importante.


EL VIAJE LARGO

En mi primer viaje no tenía respuestas claras. Por eso decidí llevar de todo, aunque eso significara más peso: ordenador, tienda de campaña de 2 personas (la que tenía, ¡y qué gran acierto!), saco de -5 ºC, ropa de invierno…

Y para ello necesitaba alforjas grandes. En la bici llevo todo lo que tengo, llevo mi vida. Así que es fundamental tenerlo bien protegido. Por eso elegí:
Ortlieb Back-Roller XL Plus QL2.1 (39 L) para meter de todo.
Ortlieb Handlebar Pack QR M 11 L para tener a mano lo esencial (snacks, papel higiénico, guantes, luces…).
Ortlieb Frame-Pack RC Toptube 3 L para las cosas pesadas que pueden quedarse en la bici al parar o acampar (trípode, candado, multi herramienta…).
● Petate de 40 L para el material de acampada (la bolsa Ortlieb X-Tremer 59 L puede servir).
● Cubiertas reforzadas Schwalbe Johnny Watts
● 2 bolsas secas de 7 L con sus jaulas para la horquilla de la MTB.
● Bici de montaña Scott Aspect 930
● Garmin 1030 Plus


Iba muy cargada, sí. Pero no me arrepiento. Rara vez eché en falta alguna cosa, tuve pocas averías tanto físicas como mecánicas. Iba más lenta, pero tampoco tenía prisa.


EL VIAJE CORTO

Mi regreso no fue simplemente volar a casa. Algo dentro de mí me decía que debía llegar en bici. Tenía esa idea romántica y así lo hice. Con mucha pena dejé la MTB en Argentina y llegué a Zaragoza, donde me prestaron una bici para ese último tramo.
Esta vez viajaba sin tienda, sin saco, sin cocinilla. Aposté por dormir siempre en casas/alojamientos por el camino, así que solo necesitaba llevar lo esencial de ropa.


Desde Argentina entré a la tienda online de Vic Sports, y al llegar solo tuve que montarlo todo:
● Bici gravel Scott Speedster
● Bolsa de manillar Ortlieb Handlebar Pack 15 L (me hubiera servido mejor la de 9 L, pero compré esta pensando en futuros viajes más largos).
● Bolsa de cuadro Ortlieb Frame-pack RC Toptube 3 L (la misma que llevé por Latinoamérica).
● Bolsa de sillín Ortlieb Seat Pack 16,5 L
PowerGel Shots para la ruta.
● Garmin 1030 Plus


Fueron 5 días de marzo extremadamente lluviosos. La tranquilidad que me daban las bolsas de saber que iba a llegar cada tarde y tener ropa seca no tiene precio.


EL VIAJE NO TAN CORTO

Ahora me embarco en una nueva aventura en Montenegro. Serán 8 días de viaje, junto a otras 59 mujeres (cada una a su ritmo), en el que voy a priorizar viajar ligera, aunque eso implique echar de menos alguna cosa.


Tendré que llevar tienda, hará frío, y encajar todo en poco espacio será un reto. Mi configuración para esta aventura:
● Bici gravel Scott Speedster Gravel 10
● Cubiertas Schwalbe G-ONE R PRO Evo V-Guard
Zapatillas Northwave mixtas Spider Plus 3 (con clips SPD y aptas para caminar) Verde Forest
● Bolsa de manillar Ortlieb Handlebar Pack 15 L
● Bolsa de sillín Ortlieb Seat Pack 16,5 L
● Bolsa de cuadro Ortlieb Frame-Pack RC Toptube 3 L
● Bolsa toptube 1 L
● Sillín Specialized Mimic
● Material de acampada: tienda, saco y esterilla.
● Barritas Powerbar Energize, Protein Plus y PowerGel
● Garmin 1030 Plus


Ligera, con lo mínimo y necesario, sacrificando artículos para disfrutar más del ciclismo aunque tenga que sufrir un poco más algunos días.


Viajar en bici es, por definición, una aventura llena de incertidumbre. Y es precisamente esa incomodidad, ese no saber qué pasará, lo que convierte cada salida en un aprendizaje lleno de sorpresas y anécdotas que recordarás para siempre.
La preparación es importante para que estas sorpresas sean sobre todo agradables y reducir las posibilidades de contratiempos que pueda arruinar tu experiencia. Es imposible controlarlo todo, así que no te preocupes en exceso y deja todo aquello que no puedas controlar en manos del destino y DISFRUTA!


Porque sí, es muy bonito, muy libre y muy poético… Pero también hay momentos malos, imprevistos, cansancio, dudas. Y, a pesar de todo eso… es altamente adictivo. L@s ciclistas ya sabemos lo adictivo que es el ciclismo…


¡Ahora imagina combinarlo con viajar!
Avisad@s estáis 😉

Marta Ballús